sábado, abril 29, 2006

Un grano de arena

Miré aquel grano de arena en mi mano.
Ligero como una pluma,
tan grande como el mundo.
Pensé que eras tu,
tus labios en la palma de mi mano
que se hacían beso intencionado.
Y apreté fuertemente mi mano para no dejarte escapar
por las venas hacía ignotos desiertos, para que no pudieses borrar este último y pequeño oasis.
Que haré para no traicionar éste grano de arena?
Cómo quisiera abandonar-te en el mar
Para que fueses igual a los demás
Y no volver a encontrarte,
Ni reconocerte
Ni verte nunca más aunque enloqueciera.
Mi grano de arena, un pequeño grano de arena, que fue y es mío, tan mío.

Para Brisa.

Si aceptamos a los demás y sabemos perdonarlos, ¿ por qué cuesta tanto aceptarnos y perdonarnos a nosostros mismos?