viernes, enero 06, 2006

Un año de nuestra vida

Como cada mañana después del alamuerzo iba a la vieja estación de tren. Le gustaba sentarse en un banco y ver la algarabia de gentes que subían y bajaban de los trenes. Observar aquel bullicio de personas y maletas, los paneles de llegadas y salidas a diferentes ciudades y lugares donde nunca había estado. Las caras y los vestidos de la gente, sus gestos al despedirse o los abrazos emotivos de esperados reencuentros. Todo un universo condensado en un espacio tan pequeño pero abierto al infinito.

Para quien “ya no creía en los Dioses, porqué la razón y el tiempo los hacía improbables, ni en la Humanidad que tan solo se reducía a una série de cambios biológicos inestables” el único anhelo que conformaba sus días era mirar e intentar comprender desde el reposo que le ofrecía aquel banco qué hace mover a las personas. El movimiento inmediato y natural.

Fijó su mirada en una mujer de ojos brillantes e inquietos que escodriñaban constantemente el panel de información y las vías vacías. ¿Esperaría algún tren? ¿A quien o qué esperaba? ¿O tal vez no esperaba nada?
Mientras pensaba en ello se dejo llevar por la ensoñación de su pasado y de nuevo vió aquel jovén atrevido con una maleta casi vacia tomar el primer tren de su hazarosa vida. Durante unos segundos se dejo llevar por la magnificencia de su juventud y una sonrisa tembló en sus labios.
El pitido de un tren lo despertó y rapidamente volvió a mirar el andén. La mujer ya no estaba.¿Había subido a algún tren? ¿O tal vez había llegado quien esperba?


Se levantó del banco y salió de la estación hacía su casa, ya era casi la hora de comer. Hoy prepararía una buena y suculenta comida.

Siempre esperamos o siempre vamos, a pesar que, a veces, nos sintamos inmóviles.


Éste fue el primer post que escribí hacé ahora 1 año. Cuando abrí la estación. Antes había abierto otro blog “Grossissant.Paraules encadenades”, que apenas duró tres meses.
Nunca hubiera pensado que gracias a al Estación, estos 365 días fuesen tan especiales y fructíferos: Me he reido, he llorado, me he deleitado, me he sorprendido, he gozado, me he entenezido, he decubierto, he jugado, he aprendido, he conocido, me he estremcido y he viajado por mil mundos, todos únicos y especiales, los vuestros. No sé si algún día se iran las palabras cóm se fueron también antes, o que simplemente no tenga nada más que decir en ese momento, pero sí sé que todos y todas los que habeis estado, venido e ido en esta estación formais parte de mi vida. Y a ella agradezco el poder haberos conocido. Va por vosotros : 1 año de nuestra vida.