Es un hecho cuotidiano, sin importancia, nada especial. Pero mi cuerpo se ha acostumbrado a él. También mi corazón.Y si algún día no pudiera ya tomar café sentiría como un vacío en el alma. El café y yo nunca hemos establecido pactos, nuestra convivencia siempre ha sido libre y los dos sabemos que en cualquier momento alguien puede dejar al otro.
Los vínculos más fuertes y profundos no son aquéllos que se hablan o que se pactan sobre una mesa o en una conversación, sino todo el contrario. Las dependencias más fuertes son aquéllas que van arraigándose con silencio, con caricias que se hacen más largas y sentidas día a día, con miradas más profundas y con gestos que te estremecen con sólo de pensarlos


Te haces mayor, te haces en algunos casos más fuerte, te haces más comprensible, te haces más razonable, pero de nada te sirven estas herramientas para construir muros que puedan protegerte. Las hiedras del amor, de la estima, del deseo, se enredan y criban cualquier obstáculo. Y a pesar de darte cuenta no haces nada para cortarlas.
Las hiedras han empezado a traspasar estos muros, lo sabíamos, y ahora también sabemos que las tendremos que arrancar de raiz. Y sé que esperaremos hasta el último momento cuándo más cueste tapar el vacío y curar las heridas.