viernes, mayo 13, 2005

Sobre la belleza ( II )

¿Qué nos hace decir que bello o que bella eres? ¿Por qué cuando escuchamos una canción o una melodía decimos que es bella? ¿Por qué cuándo miramos un edificio o una pintura nos conmueve la belleza? ¿Por qué nos perturba la belleza de un atardecer o el vuelo de una hoja al caerse?Por qué llegado el momento decimos: ¡nunca he visto una sonrisa tan bella como la tuya! O ese pliegue queadivinamos es tan bello! O ese gesto tan tuyo y único es tan bello!¿Por qué cuándo te creo cerca aunque estes lejos me haces sentir tanta belleza?

Los sofistas definieron la belleza como aquello que resulta agradable a la vista y al oido. Así pues entiendían la belleza independinte de otros conceptos como lo bueno o lo bondadoso o lo sincero, conceptos más espirituales.Los estoicos afinaron más y la belleza pasa a ser aquello que posee una proporción apropiada y un color atractivo .
Es con Platón cuándo el concepto de belleza se abstrae y trasciende el mundo de los sentidos y pasa al de las ideas.
Todos tenemos una concepción del amor Platónico pero no del todo acertada, ya que el amor para Platón era el resultado de la contemplación de la belleza que tuvimos cuándo éramos almas, reflexada en un cuerpo. La belleza al igual que el amor reside en un mundo espiritual, el de las ideas, y aquello que nos hace sentir que algo o alguna cosa es bella, es el reflejo de aquel (re)conocimiento espiritual. Así Aristóteles reúne las dos posturas y dice que la belleza es aquello que, además de bueno, es agradable. Bueno y Agradable, ideas y proporciones o proporciones e ideas.
La espiritualidad es el contrapunto, el peso idóneo de la balanza para que las formas agradables se impregnen de aquellos otros elementos que complementan y estimulan las respuestas emotivas.San Agustín , una figura interesantísima a mi parecer por su capacidad de conciliar la tradición filósofica de los griegos con el cristianismo primigenio dice: solo la belleza gusta y aún más solo la belleza interior gusta siempre.San Agustin cuya mayor obra gira en torno al oredn que rige el universo (para él como cristiano el fundamento principal es la unidad de Dios) aporta pero una idea importantísima: la de armonia.
Una armonía sin embargo, no excluyente, ya que incluso las discrepancias y disonancias contribuyen su realización . La armonia y la proporción contituyen el orden perfecto en el cual se hace realidad la belleza representada en el número 1.El 1 es bello por la igualdad y por la similitud y todo se coordina en razón de éste. Por ello toda criatura tiende a la unicicidad ,a la proporción armónica, esforzándose por mantener su propio orden y su propio lugar dentro del orden universal.

¿No es verdad que cuando captamos la belleza con todo su explendor nos sentimos inmersos y parte de ella? ¿No es ese momento exacto en que estamos y no estamos cuando decimos que todo se bello?Quizás ahora reflexionand, creo adivinar porque y cuándo he dicho que una persona o una cosa es bella. Tal vez porque en esos momentos he tenido en las mís manos la harmonia para saberme y (re)conocerme bello. Sin este punto de partida nunca podría llegar a captar la belleza de los otros.
Así es como puedo disfrutar y comprender la belleza del mar, porque tanto ella como yo ocupamos nuestro lugar adecuado y puedo ver sus proporciones agradables.
Y así es como puedo considar bella otra persona porque puedo (re)conocer sus propias proporciones y su armonía.
Una armonía que se mantiene a través del tiempo y que seguirá haciendo agradables las formas exteriores, cambiantes y mutables pero siempre armonicas.

Posted by Hello

Fotografia de: Barry Pearson